viernes, 26 de septiembre de 2014

Creo que éste es el momento.
Sí, es éste.
No voy a encontrar otro igual, no voy a volver a tenerte otra vez de ésta forma.
Éste es el momento.
Me transpiran las manos, pero no pienso soltar tu cintura.
No, no voy a hacerlo.
Me estoy muriendo por dentro, mi corazón galopa como nunca antes,
y es por vos.
Mi respiración se precipita,
y es por vos.
Mis piernas se vuelven inestables,
y es por vos.
Mis labios se secan demasiado rápido,
y es por vos.
De pronto, apoyas tu frente en mi frente,
y yo aprovecho para envolverte aún más en mis brazos.
Encontrás  un hilito suelto en mi suéter, y comenzas a enrularlo con tu dedo,
¡qué cosa tan dulce verte jugar con algo como un hilito!
De pronto, de un momento a otro, levantas tu cabeza, y soltas el hilito..
Pensé que podía llegar a pasarte algo, pero no, lo soltaste para abrazarme.
¡Qué lindo abrazo!
No pude evitar cerrar los ojos,
no pude evitar imaginarte envuelta en mis sábanas,
en mi piel,
en mí.
Éste es el momento, me dije de nuevo..
No iba a soltarte,
solo aflojé un poco mi abrazo, y alzaste la cabeza,
me miraste y ya no pude más,
mis impulsos se desataron,
todos ellos eran masas de aire frío y caliente,
chocando unos contra otros,
formando una tormenta llena de relámpagos,
agresiva, llamativa, incalmable.
Te besé, y no me detuvo nadie,
no me detuviste.
Me tomaste del cuello, y con una de esas manos recorriste mi nuca,
bajabas y subías, como yo del cielo.
Me apretaste contra tu cuerpo, y en ese momento quise que mis brazos midieran metros y metros,
para envolverte en mil abrazos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario