viernes, 24 de octubre de 2014

Te apoderaste de mí,
y de mi ser, 
mi alma completa se mece al escuchar tu nombre,
y al verte de frente, mi cuerpo responde.

Al divisarte a la distancia,
mi mirada te abraza,
acaricia tu nuca,
besa tus labios de azúcar,
te atraviesa como lanza.

Lejos, raspando el cielo,
las ramas más finas bailan, 
quieren parecerse a tu cabello,
ya que son ellos los dueños del alba.

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